La reciente demanda contra Apple por parte del Departamento de Justicia de EE.UU. y varios fiscales estatales ha puesto de manifiesto varias cuestiones clave sobre las prácticas comerciales de la compañía. Entre ellas, se destaca la acusación de que Apple ha creado un ecosistema cerrado que obliga a los usuarios a permanecer dentro de su gama de productos, particularmente con el Apple Watch, que no es compatible con Android.
¿Porque no es compatible?
La demanda argumenta que esta incompatibilidad fuerza a los consumidores a comprar un iPhone para poder utilizar el Apple Watch, lo que podría considerarse una táctica para mantener un control sobre el mercado de los smartphones. Apple, por su parte, ha respondido que intentaron durante tres años hacer que el Apple Watch fuera compatible con otros smartphones, pero que se encontraron con «limitaciones técnicas» que lo impidieron.
Más allá de la incompatibilidad del Apple Watch, la demanda también aborda otras áreas donde Apple mantiene un control estricto, como la exclusividad de la App Store para la descarga de aplicaciones y el bloqueo de aplicaciones de juegos en la nube. Además, se le acusa de no permitir el acceso a terceros al chip NFC del iPhone y el Apple Watch, y de limitar la calidad de las comunicaciones de mensajes entre dispositivos iPhone y Android.
Estas acusaciones reflejan un debate más amplio sobre la competencia y la regulación en la industria tecnológica, donde la Ley de Mercados Digitales de Europa ha comenzado a abordar algunas de estas preocupaciones permitiendo la descarga de aplicaciones fuera de las tiendas oficiales de los sistemas operativos. La adopción del protocolo RCS por parte de Apple, anunciada para este año, podría ser un paso hacia una mayor interoperabilidad en las comunicaciones entre diferentes plataformas.
La situación actual plantea preguntas importantes sobre el equilibrio entre la innovación y la competencia, y cómo las regulaciones pueden influir en el futuro del mercado tecnológico.