Desde la década de 1950, la idea de que nuestra mente pueda sobrevivir de alguna forma después de que nuestro cuerpo físico muera ha sido un tema recurrente en la ciencia ficción. Sin embargo, recientes avances científicos y tecnológicos nos acercan cada vez más a la posibilidad de convertir esta fantasía en realidad.
En este artículo, exploraremos el concepto de carga mental, también conocido como mind uploading, y analizaremos la viabilidad de esta idea que ha cautivado tanto a la ciencia como a la cultura popular.
En 2016, la BBC presentó un programa llamado The Immortalist, en el cual un millonario ruso reveló sus planes de colaborar con neurocientíficos, constructores de robots y otros expertos para desarrollar la tecnología necesaria para cargar nuestras mentes en una computadora y vivir eternamente. Aunque su predicción de lograrlo para el año 2045 parece poco probable, lo cierto es que estamos dando pasos significativos hacia una mejor comprensión del cerebro humano y sus capacidades.
Una posible ruta para la carga mental es la emulación de todo el cerebro, la cual implicaría escanear en detalle la estructura y actividad cerebral para luego replicarla en una computadora. La técnica más prometedora es el “escaneo y copia“, que involucra la utilización de la microscopía electrónica para recopilar los datos necesarios y crear una copia funcional del cerebro humano.
Sin embargo, existen controversias y debates en torno a los supuestos fundamentales de la carga mental. Uno de ellos es la separación de la mente del cuerpo, ya que muchos sostienen que el cerebro está intrínsecamente relacionado con otras partes del cuerpo y el entorno en el que interactuamos. Además, la carga mental asume que la mente es simplemente un producto de las funciones cerebrales, sin tener en cuenta su naturaleza más compleja y efímera.
La discusión filosófica y científica en torno a la carga mental es activa y apasionada entre académicos, pero sorprendentemente poco conocida entre el público en general. En ese sentido, es crucial explorar la conciencia pública sobre este tema y comprender las percepciones y opiniones que se generan al respecto.
La neurotecnología, junto con los avances en inteligencia artificial, está permitiendo un mejor entendimiento de las ondas cerebrales y abre la posibilidad de modificar el cerebro humano. Esto plantea la necesidad de establecer pautas y legislación que protejan nuestros derechos humanos y neurales, en un ámbito conocido como “neuroderechos”, que se ha convertido en un tema candente en la academia.
Si bien no podemos predecir con certeza cuánto tiempo tomará emular completamente el cerebro humano, es importante tener en cuenta cómo la tecnología ha avanzado rápidamente en la última década. Los logros en resonancia magnética y los escaneos de alta resolución de cerebros de ratones son solo algunos ejemplos de los avances científicos que podrían acercarnos a la carga mental.
En última instancia, la carga mental tiene el potencial de transformar radicalmente nuestra comprensión de lo que significa ser humano. Por lo tanto, es fundamental que los debates y decisiones en torno a este tema trascendental involucren no solo a la comunidad científica, sino también a la sociedad en general. Todos deberíamos tener voz y participación en la configuración de nuestro futuro y el destino de nuestras mentes.
